jueves, 20 de septiembre de 2012

El club de los poetas muertos (2)

Continuando con el post del pasado lunes, en el que hablamos del famoso poema de Walt Whitman "¡Oh mi yo! ¡Oh, vida!", y de la película de Peter Weir "El club de los poetas muertos", hoy quiero publicar otro fragmento de la misma. Aunque, sin duda, recomiendo a todos los lectores que la vean entera, las veces que sean necesarias.

Durante todo el curso, el profesor de literatura John Keating trata que sus alumnos aprendan a pensar por sí mismos, y persigan sus deseos. En ocasiones, con métodos demasiado radicales para la disciplina de la tradicionalista escuela Welton. Uno de los chicos, Neil Perry, que gracias a ello ha descubierto que su sueño es ser actor, es obligado por su padre a abandonar a sus compañeros, e ingresar en el ejército. Desesperado, convencido de que su vida ya no tiene sentido, se suicida. La escuela, viendo que su reputación puede quedar dañada, culpan de la tragedia al profesor, y lo expulsan.

La siguiente escena es el final de la película. Los alumnos están en clase con el director de Welton, que sustituye a Keating en las clases de literatura, cuando éste entra a recoger sus cosas.


El primer alumno que se sube al pupitre, recitando otro verso de Whitman "¡Oh capitán, mi capitán!", ha sido durante toda la historia el alumno apocado, que tiene miedo de ser quien realmente quiere ser, y se resiste a abrirse. Sin embargo, se revela al final como el más valiente. Uno a uno, los demás alumnos le imitan, y despiden de ese modo a la persona que les ha ayudado a dar sentido a su futuro. 

No es casualidad que cuando Keating entra al aula, el director esté haciendo leer a los alumnos el mismo texto que éste les ha hecho arrancar y tirar a la basura. Podemos verlo en el post anterior al que ya nos hemos referido. Aún más: en la primera ocasión, quien lee el texto es Neil Perry; en la segunda, el director se lo manda al alumno que había delatado a Keating. La primera vez, el profesor les decía: "ahora aprenderán a pensar otra vez por sí mismos". Ahora la escuela quiere, por el contrario, llevarles por el camino que otros (sus padres) han elegido por ellos. 

Carpe diem. Aprovechad el momento.



Fuente: YouTubeApoyolingua.

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